entes tangibles
de bordes identificables al primer roce
contenedores de alma y aromas propios
suaves mientras ásperos
suscribimos a su blandura
de conjuros
de pociones afrodisíacas
rendidos
adormecidos
sosegados
proclamamos su existencia inevitable,
sin importar ya
que nuestro real
sea lo más quimérico e ilusorio que poseamos