lunes, 31 de agosto de 2009

¿Que oculta un pan de manteca?



Y parece que las mañanas no vienen solas y una de analisis me toco hace poco, cuando me encontre observando con detenida atencion a este majestuoso pan de manteca que les muestro.
El asombro llego cuando al mirarlo no pensaba en lo gracienta o lo amarilla que es, sino que maldecia a mis hermanos por siempre olvidarla a medio derretir y tomarala como punto de todas sus desgracias dejandole marcas irreconciliables a su antigua y perefcta lisura, ya las huellas del desechado envoltorio eran indivisibles, para ser suplantadas por irritantes migas de pan tostado. Fue entonces cuando comenze a hacer memoria y pensar en otras mantecas, aquellas que habitaban las heladeras de otras casas. Algunas las recuerdo color ocre por fuera casi olvidadas y cuando no vencidas, otras que nunca salieron de su envoltorio y que a veces hasta comparten parte de su existencia con otra nueva, otras relucientes en una mantequera siempre blanquitas con detalles a lo sumo de un lineal cerruchito. Asi me anime a relacionar estas mantecas con sus devoradores por excelencia y alli comprendi cuanto un pan de manteca habla sobre nosotros, si esta o si no, si preferimos margarina o solo mermelada, cuando lo consideramos desechable, cuando no, y en mi caso cuan desastrozos son mis hermanos y cuan obsesiva yo. Sin intencion de contagiar este ejercicio de introspeccion les propongo que la proxima vez que se crucen con uno traten de analizarlo, o porque no ser bien astutos y olvidar esta estupida reflexion y untar una considerable pincelada de tan sabroso manjar lo suficientemente grande que nos haga olvidar todo aquello que odiamos de nosotros mismos.


2 comentarios:

  1. Lu, aquí IVÁN espero que no te enojes ni pienses en un plagio, pero tu reflexión condujo a la mía, y he aquí el producto:



    ¿Qué oculta un morcipán con chimi?

    Muchas veces me pongo a pensar sobre la trascendencia de las comidas y la inmanencia de su sabor en nuestro apetente cerebro.
    Cuando algo así sucede es cuando no puedo evitar (por nada de este mundo) pensar en un buen morcipan con chimi.
    Me contaron una vez que el chimichurri lo inventó un británico cuyo nombre era James Jurry, al que le decían jimmy. Así fue que
    surgió el delicioso ungüento, a veces picante, a veces con un delicado destello de ajo, a veces un poco más insípido, pero
    nunca desagradable.
    Sin embargo, nunca nadie me supo contar cómo había surgido el entrañable morcipán. Se sabe que es comida de las clases bajas, se sabe
    de dónde viene la morcilla, pero, y les digo esto para que reflexionen: ¿A qué mente brillante se le ocurrió mezclar la apetitosa
    sangre coagulada con un vistoso pan para formar así esa comida que desde aquí veo comer al boliguayo que trabaja construyendo un quincho en el
    fondo de mi casa?

    :P
    Iván

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  2. era James MC Hurry!
    y el italiano le decía jimi churri

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